Hay veces en la vida en las que hay que demostrar que no hace más el que puede si no el que quiere. Me ocurrió una vez que no sabía exactamente qué hacer con mi vida. Andaba un poco perdida, sin rumbo fijo, no tenía pareja, ni personas a las que llamar amigos. Ante mi desorientación decidí tomar las riendas de mi vida y hacer algo provechoso con ella, así que ni corta ni perezosa me ofrecí voluntaria para unos cursos orientado a ayudar a personas mayores.
Al principio estuve un poco reticente porque la verdad nunca había tenido mucho trato con personas de esas edades pero después de pasar unas horas con ellos, solo unas horas, mi vida cambio por completo. Me dieron justo lo que necesitaba. Estabilidad, comprensión, sonrisas, caras dulces y amigables, en definitiva amistad.
Mi trabajo con ellos era súper sencillo, hacíamos manualidades, pintábamos, recortaban figuras, hacíamos juegos de recordar, todo con el fin de que ejercitará la mente. Lo teníamos muy fácil, comprábamos todo lo necesario para el taller en selfpaper y ya, al poco nos llegaba el pedido y todos se ponían muy contentos porque hacíamos el juego de colocar cada cosa en su sitio. Ellos utilizaban la memoria para saber en que estante y en que cajón Iba cada cosa y yo me lo pasaba genial viéndolos tan activos.
Estas personas se convirtieron en pilares índispensables en mi vida, con ellos aprendí muchísimas cosas que desconocía, aprendí a tejer, a contar en Alemán, a jugar al mus y a la brisca, aprendí algunos poemas de Neruda y a ser más exigente con los hombres. Ahora se gusar conejo al ajillo y en un pis pas te hago una lasaña de verduras. Todos y cada uno de ellos me enseñaron algo muy importante. El valor de la amistad, que siempre debe de estar por encima de los problemas y de los días difíciles, aprendí a ser mejor persona al lado suyo, a compartir todo a cambio de nada a valorar a las personas por lo que son y no por lo que tienen, aprendí a conocer a las personas, aprendí que la vida en compañía de personas que te quieren y se preocupan por ti y que al mismo tiempo tu sientas lo mismo, es una vida más plena, más feliz, más vida. Por fin puedo decir que soy feliz.